No sé si es el tiempo gris y melancólico o que en realidad el Mediterráneo me provoca pasión y Europa escepticismo, pero en estos días tengo la sensación de que el barco europeo está embarrancado y nadie tiene interés en el proyecto común.
No podemos negar que 25 años de Unión Europea, nos han traído beneficios económicos y estabilidad monetaria, tampoco, que los países del norte y especialmente Alemania se han beneficiado, aún más, de un mercado unificado y sin aranceles. Todos contentos.
Ahora llega una época de vacas flacas y la solución es imponerle al sur una política draconiana para defender los intereses de los bancos alemanes, que han invertido demasiado en la burbuja inmobiliaria española y en la norteamericana. ¿Como es posible que los “inteligentes” banqueros alemanes, tan estrictos con sus propios ciudadanos, sean tan estúpidos con los bonos basura y los productos inmobiliarios del sur de Europa?, ¿tiene algo que ver con la codicia?
En los últimos meses, las políticas económicas de Europa y de Norteamérica son cada vez más divergentes. América en línea con una cierta tradición keynesiana, propia de un gobierno progresista, continua con estímulos a la economía, dando prioridad al crecimiento y a la creación de empleo. Europa, bajo la amenaza alemana, se obsesiona con el déficit, elimina los estímulos, renuncia a crecer y es incapaz de plantar cara al capital especulativo. Alemania sacrifica a Europa en beneficio de sus exportaciones.
No hay que ser un genio para adivinar quien saldrá antes de la crisis.
No podemos negar que 25 años de Unión Europea, nos han traído beneficios económicos y estabilidad monetaria, tampoco, que los países del norte y especialmente Alemania se han beneficiado, aún más, de un mercado unificado y sin aranceles. Todos contentos.
Ahora llega una época de vacas flacas y la solución es imponerle al sur una política draconiana para defender los intereses de los bancos alemanes, que han invertido demasiado en la burbuja inmobiliaria española y en la norteamericana. ¿Como es posible que los “inteligentes” banqueros alemanes, tan estrictos con sus propios ciudadanos, sean tan estúpidos con los bonos basura y los productos inmobiliarios del sur de Europa?, ¿tiene algo que ver con la codicia?
En los últimos meses, las políticas económicas de Europa y de Norteamérica son cada vez más divergentes. América en línea con una cierta tradición keynesiana, propia de un gobierno progresista, continua con estímulos a la economía, dando prioridad al crecimiento y a la creación de empleo. Europa, bajo la amenaza alemana, se obsesiona con el déficit, elimina los estímulos, renuncia a crecer y es incapaz de plantar cara al capital especulativo. Alemania sacrifica a Europa en beneficio de sus exportaciones.
No hay que ser un genio para adivinar quien saldrá antes de la crisis.
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