Aprovechando una discutible efemérides, la derecha española se ha dado un baño de nacionalismo.
Viendo los telediarios da la impresión que fue la derecha madrileña con ayuda de los dos alcaldes de Móstoles (?) los que se enfrentaron al pérfido invasor, cuando todos sabemos que en una revuelta popular la derecha suele tener poco protagonismo.
La verdad es que cualquier excusa es buena para liarse en la bandera y buscar lo que es imprescindible para un nacionalista: un enemigo exterior.
Me alegro que nuestros amigos socialistas y la mayoría de los españoles hayan pasado de la efemérides y no se hayan dejado llevar por el nacionalismo rancio.
Ante situaciones como esta uno se reafirma en su voluntad internacionalista: las fronteras, las patrias, el sentido de propiedad de un territorio, son sentimientos mediocres y peligrosos que ya descubrieron nuestros abuelos internacionalistas, cuando afirmaban que en el mundo sólo hay una patria: la humanidad.
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