Em temo que el titol de l’article és compartit per alguns partits catalans.
Catalanofobia, no, Montillafobia y Esquerrafobia, sí
EL GOBIERNO y sus aliados han iniciado una campaña para deslegitimar a los críticos del nuevo sistema de financiación autonómica -aprobado ayer en el Consejo de Política Fiscal con la abstención de las comunidades gobernadas en mayoría por el PP- con el argumento de la «catalanofobia».
Manuel Chaves aseguró que quienes se oponen al sistema incurren en «catalanofobia» porque todas las comunidades van a recibir más dinero del Estado. Chaves señaló que le parece incoherente que las comunidades del PP que se han abstenido, estén dispuestas a aceptar el incremento de financiación propuesto por el Gobierno. Antoni Castells, consejero de Economía de Cataluña, incidió en el mismo argumento, subrayando que se están encendiendo «hogueras de animadversión contra Cataluña».
Chaves y quienes están recurriendo a «la catalanofobia» cometen un grave error de concepto. Nadie tiene nada contra Cataluña ni contra los catalanes. Lo que sí hay es una clara y creciente «animadversión», por decirlo en palabras de Castells, contra una clase dirigente catalana, que gobierna de forma sectaria, persigue privilegios y busca la confrontación con el resto de España.
Esta clase dirigente ha tenido siempre la cara dura de envolverse en las señas de identidad de Cataluña para cultivar el clientelismo y hacer negocio con los supuestos agravios históricos. Ahí está la reacción de los dirigentes de ERC, que han acogido el nuevo sistema como un paso hacia la independencia de Cataluña, festejando que su comunidad vaya a recibir más dinero per cápita que muchas regiones con una renta muy inferior.
El nuevo sistema de financiación es injusto, insolidario y regresivo. Y no porque lo digamos nosotros sino porque las cifras son elocuentes. ¿Cómo puede justificar Zapatero que Cataluña vaya a recibir per cápita un 64% más que la media nacional de esos 11.000 millones de fondos adicionales?
Los teóricos del derecho fiscal han sostenido tradicionalmente que los impuestos son un medio para que el Estado pueda redistribuir la riqueza. El nuevo sistema aprobado ayer se basa en el principio exactamente contrario: Cataluña, una de las comunidades con mayor renta per cápita, es una de las que más va a recibir del Estado y de las que menos va a aportar. En concreto, al final Cataluña va a ingresar per cápita un 5% más que la media nacional, siendo su renta un 17% superior.
A Chaves se le debería caer la cara de vergüenza al defender un acuerdo por el que Andalucía va a disponer de menos dinero per cápita que Cataluña. ¿Ese es el socialismo que predica?
El Gobierno se ha quedado sin argumentos en este asunto y, por ello, ha iniciado una campaña llena de eslóganes vacíos y tópicos, que sólo demuestra su incapacidad para rebatir los datos. Pero la realidad es terca: Zapatero ha favorecido a sus aliados políticos, especialmente al Gobierno tripartito de Cataluña, que se va a llevar el 35% del incremento total de la financiación cuando su población es sólo el 16%.
Las declaraciones de los socialistas catalanes y sus aliados nacionalistas son una desvergüenza. Tras recibir el trato de favor, deberían haber guardado un prudente silencio. Pero encima pretenden hacerse los ofendidos, tomando a los demás ciudadanos por idiotas. Por eso, lo que sí existe en España y de forma bien justificada es una creciente Montillafobia y una enorme Esquerrafobia.
Ja cansa, no?
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