
El concierto cumplió las expectativas, fue un concierto hermoso: un bandoneón casi siempre contenido y un cello a veces leve y etéreo y a veces apasionado, los dos, juntos, buscando lo esencial y prescindiendo de lo anecdótico.
Dos figuras contrapuestas: el viejo Saluzzi, todo oficio, conocedor de todos los resortes musicales, y la esbelta Anja, dúctil i enérgica. Dos músicos virtuosos, unos sonidos que se buscan, que se entrelazan en una hermosa y sofisticada danza mestiza.
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