Aquel año fue especialmente lluvioso.
Fue un tiempo de sentimientos encontrados
Fue un tiempo de sentimientos encontrados
de incertidumbres
de reacciones ante una realidad al mismo tiempo acogedora y hostil.
Catorce, son pocos años y son todos los años
Catorce, son pocos años y son todos los años
en una madurez sobrevenida
y aceptada (o impuesta) a regañadientes.
Ya está, ya eres tú
Ya está, ya eres tú
sólo
descubriéndote
aprendiendo a aceptarte
dejando atrás el sentimiento infantil de formar parte de un todo.
De aquí debe venir el individualismo
De aquí debe venir el individualismo
el espíritu rebelde
y esa sensación de que a partir del último repecho
la subida a la montaña se hace sólo.
Atrás quedaba todo un mundo feliz y contradictorio
Atrás quedaba todo un mundo feliz y contradictorio
los amigos ahora ya desdibujados
la mirada o el roce de una mano
el barrio mal urbanizado, los patios de hormigón
la Alhambra presidiendo las horas tontas
los partidos de futbol y el primer cigarro
los largos días de verano en las plazas polvorientas
los largos días de verano en las plazas polvorientas
compartiendo amistad de sol a sol.
Y llegas o te traen y el universo cambia
Y llegas o te traen y el universo cambia
el tiempo adquiere pautas y deja de ser tuyo.
Descubres, de golpe, la parte hostil del mundo adulto.
Te compran y te pagan (que placer el primer sobre)
y aprendes que un “caddy” es un mierda
al que se puede humillar sin argumento ni razón.
Y te comes tus lágrimas y tus mocos y te vas
Y te comes tus lágrimas y tus mocos y te vas
y decides que no habrá más lágrimas ni más mocos.
Te endureces, te conjuras contra todo y te haces fuerte.
Después vino el taller y el espíritu solidario de los obreros
Te endureces, te conjuras contra todo y te haces fuerte.
Después vino el taller y el espíritu solidario de los obreros
la sirena y el bocata gigante con coca-cola…
y las clases nocturnas, las jornadas inacabables y la poesía
disimulada, para no parecer más raro.
Y descubres esa lengua
Y descubres esa lengua
aún no tuya, aún no absuelta, aún encorbatada.
Más tarde vino el vértigo y el olor a motor y a bronceador
Más tarde vino el vértigo y el olor a motor y a bronceador
pero eso… fue otro año mucho menos lluvioso.
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